Pánico se apoderó de limeños

No fue necesario llegar hasta octubre para que Lima viviera el pánico de un terremoto. Con la faz de la tierra aún temblando a las 18:42 horas, se reportaron los dos primeros incendios producto del movimiento telúrico. El primero en un asentamiento humano cerca al kilómetro 28 de la Panamericana Norte, y el segundo en la galería El Bosque, cerca al estadio San Martín, en el Rímac. En el resto de los distritos capitalinos, miles de viviendas sufrieron daños materiales en sus paredes. Los vidrios de las ventanas, en la mayoría de casos, reventaron causando heridas como las ocurridas en Comas y Carabayllo, según los reportes radiales. En los edificios con más de cinco pisos construidos en Surco, Jesús María, Pueblo Libre, Miraflores, San Isidro, decenas de personas que se encontraban en los ascensores se quedaron atrapadas durante más de una hora. En las calles, personal de la Policía se esforzó por calmar el pánico colectivo y evitar que la delincuencia haga de las suyas. Decenas de personas perdieron el conocimiento en plena vía pública. En la cuadra 6 del jirón Zepita, en el Cercado de Lima, un antiguo colegio también padeció las consecuencias del movimiento. Rajaduras y desprendimiento de quincha fueron los daños. En Barrios Altos y el Rímac, varias casonas no resistieron y parte de su infraestructura cedió a las fuerzas de la naturaleza. La avenida Javier Prado Este lucía atiborrada de personas desesperadas por volver a sus hogares. A las siete de la noche casi ningún vehículo podía transitar en el maremágnum de la inquietud. En el Día de la Asunción de la Virgen, el caos se había apoderado de la Ciudad de los Reyes.

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